Debido a la Cuarta revolución Industrial están apareciendo una serie de nuevos conceptos que revolucionarán los sectores. Es muy posible que hayáis oído hablar de la realidad virtual, el Internet de las Cosas, el aprendizaje automático, etc. Pero ¿Entendemos lo qué son? ¿Cómo funcionan? ¿Sus aplicaciones en el sector? Probablemente no, pues en los medios de comunicación no disponen del tiempo suficiente para explicar el significado de todos los términos nuevos o complejos que utilizan.
Por este motivo, hemos decidido realizar una serie de entradas semanales en el blog en las que iremos explicando, con un lenguaje sencillo, los conceptos más actuales de la industria.
El Internet de las Cosas.
El término lo acuñó Kevin Ashton, mientras trabajaba en un proyecto para el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Él lo definió como objetos o dispositivos conectados entre sí y, al mismo tiempo, con Internet. De este concepto han surgido las ideas de las smart cities o los hogares inteligentes.
El uso del IoT es habitual en las empresas tecnológicas, pero poco a poco se está haciendo hueco en la vida cotidiana ¿Cuántos de los que estáis leyendo este artículo tenéis un reloj inteligente? Eso es IoT. El reloj recoge vuestra actividad, calorías, ritmo cardíaco, pasos, etc. y los envía a una aplicación en la que puedes ver gráficas sobre todos estos valores y más. Así, te recomienda hacer más deporte, caminar o dormir más, etc. Además la información se almacena en un servidor, por lo que la empresa tiene información de los hábitos y rutinas de todos los usuarios.
Ventajas del Internet de las Cosas.
Tiempo. Delegar en los dispositivos electrónicos parte de nuestras tareas nos ahorra una gran cantidad de tiempo.
Comunicación. Al estar todos los aparatos conectados a Internet y entre sí, la comunicación en el mundo sería mucho más sencilla. Las noticias se conocerían al instante, las compras de alimentación podría hacerlas la propia nevera al notar la falta o caducidad de los productos, etc. Las posibilidades son infinitas.
Sanidad. La aplicación de esta tecnología a la sanidad supondría el control y seguimiento instantáneo de marcapasos, trasplantes, conocer al minuto estado de pacientes, etc.
Desventajas del Internet de las Cosas.
Precio. En la actualidad, vemos como los productos que más cerca están de este concepto (como los relojes inteligentes) tienen precios altos, lo que limita el acceso de la población a ellos. Se prevé que en unos años estos dispositivos sean más económicos, facilitando el acceso de todos.
Compatibilidad. Por el momento no hay una estandarización del IoT, es decir, es prácticamente imposible conectar entre sí dispositivos de diferentes fabricantes o compañías.
Dependencia. Delegar todas, o casi todas, las actividades al IoT supone una gran dependencia de Internet, pudiendo tener dificultades si falla la red o se “cae”.
Seguridad. Si tenemos nuestra información personal y profesional en Internet, nos volvemos muy vulnerables ante posibles fallos en la seguridad o ataques.
El potencial que IoT nos ofrece es inmenso, nos permitiría reducir el tiempo que empleamos en actividades rutinarias y dedicarlo a otras más importantes. Al mismo tiempo, existen aspectos a tener en cuenta y mejorar; la seguridad de nuestros datos es de vital importancia para todos, una mínima brecha supondría exponer información personal y profesional de millones de personas.
En definitiva, el Internet de las Cosas plantea un futuro muy interesante, totalmente nuevo y desconocido. Si se toman las decisiones y acciones correctas, dentro de unos años empezaremos a ver anuncios sobre neveras que hacen la compra por nosotros (vía Internet), zapatos que indican tu actividad física, cepillos de dientes que detectan problemas dentales, etc.